domingo, 19 de abril de 2015

Atardecer

Miles son los colores que se puedes apreciar en un atardecer primaveral. Muchas veces he intentado retratarlos, siempre con el mismo resultado. Imposible.

Mis dotes artísticos no son capaces de retratar la perfección de los azules, amarillos, magentas, violetas y rojizos que colorean el firmamento en el ocaso del día. La infinitud de la paleta consigue siempre sorprenderme, devolviendo a mi cabeza la declaración que una vez escuché:
"Dios debe ser pintor"
Mis sentimientos respecto al Dios supremo son demasiado complejos, no es el momento ni el lugar de explicarlos, pero en esos inexplicables momentos en los que alzo la vista hacia el cielo y descubro la explosión de magia celeste, mi corazón llega a encogerse con la belleza del azar.

Porque todo ese resultado es fruto de la más pura casualidad.
Y ese azar me sobrecoge.

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